viernes, 20 de abril de 2012

20 años de las explosiones en el Sector Reforma de Guadalajara


22 de abril... 20 años.
Mónica Piñera

Se cumple un aniversario más de las explosiones en el Sector Reforma, aquel 22 de abril de 1992. Una episodio que marco nuestra ciudad, a la sociedad tapatía  y a muchos de nosotros como comunicadores.  En mi experiencia personal recuerdo que estaba como reportera en Noticentro. Aquel miércoles me tocó cubrir actividades en la Presidencia Municipal de Guadalajara. Las labores iniciaban a las 10 ó 10.30 de la mañana en Palacio Municipal.
Los rumores y el temor de que algo andaba mal en la calle de Gante y sus alrededores había prendido las alarmas desde un día antes, pero nadie atinaba a decir lo que pasaba. Lo único cierto era el fuerte olor a hidrocarburo. A nuestra compañera Beatriz González Méndez le tocó estar ese martes y el mismo miércoles haciendo enlaces en vivo para el programa matutino. Dejó la zona minutos antes del desastre.
Yo llegué a la Presidencia con anticipación.  Estacioné mi carro, un vocho azul, en el estacionamiento que estaba debajo de la Plaza Guadalajara. En la sala de  prensa, todos  los comentarios de los compañeros se referían a lo que pasaba en el sector reforma.  No estábamos tan lejos de la zona, pero yo no recuerdo haber oído ningún estallido. Lo cierto es que después de las 10.15 alguien llegó diciendo que algo había pasado en la zona de focos rojos y que el alcalde salía para allá.
Los reporteros nos subimos a una camioneta para ir al lugar de los hechos. No pasamos de la Calzada Independencia. Después de ahí no se podía transitar. Nos bajamos por el rumbo del periódico El Occidental. Y cada quien se agarró su camino. Empecé a caminar, pero no sé por cuales calles. Lo que sí recuerdo es que tenía que pasar escombros y que ese día escogí los zapatos menos indicados para  andar entre piedras. Los hechos estaban frente a mí y por supuesto que quise transmitirlos.
Desconocía si en la redacción del noticiero a cargo de Laura Herrera en el turno matutino estaban enterados de los hechos que tenía frente a mí. No teníamos celular.  Tampoco sabía la magnitud de la tragedia.  Yo quería pasar mi reporte. Regresé a la Calzada Independencia donde ya empezaban a  reunirse las autoridades municipales. Todos estaban como en shock. Recuerdo que me acerqué a un funcionario a pedirle su teléfono celular  y me lo prestó. Pero no había señal.  A mi paso encontré a una señora  que estaba afuera de su casa intentando entender lo que ocurría; le expliqué mi urgencia por conseguir un teléfono y me permitió entrar, pero no había línea. No hubo por unas horas.
Entonces decidí que regresaría a la oficina y me fui caminando al estacionamiento. No había camiones. El ambiente  estaba como nublado, lo recuerdo bien. En el trayecto me encontré a señora que desesperada me preguntaba por sus familiares; también con  una amiga que tenía su negocio en la Av. Revolución y que después de las explosiones les dieron la orden de cerrar y salir de la zona.  Sabíamos que algo grave había pasado, pero todo era confuso. El centro se fue quedando vació. Los negocios cerraron incluido el estacionamiento con mi carro adentro.
Y entones a buscar el transporte para llegar a mi destino, la estación de radio. Ya para entonces traía los zapatos en la mano porque acabaron por salirme ampollas. No eran los indicados para  usar ese día.  Tardé en llegar a mi destino, la redacción, donde todos estaban enterados de lo que pasaba y empezaban a informar a los radioescuchas.
A partir de ahí lentamente comenzó a fluir la información. Y a partir de ahí, el trabajo no cesó hasta varios días después. Me dieron la instrucción de permanecer en la oficina y apoyar en lo necesario. Las llamadas de la gente deseosa de tener información de sus familiares no cesaban. Pero no teníamos mayores datos.  En ese entonces trabajábamos en Noticentro, de los que recuerdo: Agustín Ramírez Góngora, Juliana Fregoso, Beatriz González Méndez, Gerardo Rico Cervantes, por supuesto Laura Herrera, Jaime Barrera, Laura Herrera y creo que Erika Lotfe; el operador era Albino Acevedo.
Por la noche llegaría el Presidente Carlos Salinas de Gortari a dar cuenta de los hechos y fui a cubrir la visita.  Desde su llegada al aeropuerto y  su paso por los albergues improvisados con los damnificados. Fueron días de mucho trabajo, mucha tensión y mucha desesperación porque nuestros recursos como medio de comunicación eran muy limitados, pero nuestras ganas de ayudar y mantener informados nos sacaban a flote. La transmisión fue ininterrumpida y una de esas jornadas, a altas horas de la noche me tocó compartir micrófono con Jaime Barrera, transmitiendo llamadas locales y de otras ciudades de gente que seguía buscando familiares.
Después de esa explosión del drenaje, vinieron las explosiones políticas. Autoridades que intentaban explicar lo sucedido. Estuve presente en la reunión en uno de los salones de Palacio de Gobierno, donde el gobernador Guillermo Cosío Vidaurri expresó su famosa frase: “No se suban a la barda y se suben” intentando justificar  lo injustificable. A la postre pediría licencia definitiva.
Esa es mi experiencia de aquel 22 de abril en Guadalajara, hace 20 años.

miércoles, 4 de abril de 2012

De regreso

De regreso tiene varios significados.  Vuelvo al espacio que cree hace un año para compartir mis logros en cuanto a la pérdida de peso. Tan éxitosa.

Han pasado varios meses y la situación cambió. Algunos kilos regresaron y ahora reinicio la lucha porque se vayan. Ya me siento incómoda.  A veces pienso que  necesito de este reto para enfrentar el día a día. Si, estoy preocupada, pero ya empiezo a ocuparme.

La comida es  desde siempre un motor que se activa según el estado de ánimo que en los últimos meses ha estado bajo. Tristeza, preocupación = comida. Ser que debo revertir esa situación, pero la mente es tan poderosa que es difícil controlarla.

Por eso estoy de regreso, porque necesito compartir. La escritura se convierte en una válvula de escape tan necesaria en estos momentos.


¡Aquí estoy de nueva cuenta !