viernes, 26 de octubre de 2012

Ansiedad


 

Mónica Piñera

 
 

Después de tantas semanas bajo un estricto pero tolerable régimen alimenticio para perder kilos, la gente me pregunta si ha sido fácil. Mis compañeros de trabajo, por ejemplo,  con los que comparto la hora de la comida han sido testigos de mis platillos especiales que aunque no llevan tantos ingredientes, a veces resultan más antojables que las de ellos mismo, según me han comentado.

La gente que me rodea ha sido testigo del esfuerzo que significa bajar de peso. Pero también de lo convencida que estoy para lograr mi objetivo.

Por eso mi respuesta a la pregunta es: “No es fácil, hay muchos obstáculo en el camino” Hay tantas comidas ricas, tantos malos hábitos arraigados,  que modificarlos ha sido lo más complicado. Incluso es mi mayor temor al terminar el tratamiento, el sentirme libre y regresar a lo que no es conveniente.

Uno de esos obstáculos, que llega de manera inesperada  se llama  ansiedad. Y hay tantas causas para sentirla, como la tristeza o la depresión y hasta la alegría. Generalmente es por comer alimentos dulces; otras ocasiones simplemente por comer lo que no puedo comer, como una galleta, un pedazo de pan, una rebanada de pastel.

¿Y cómo controlar esa ansiedad? Regreso a la fuerza de voluntad. Recurro a los alimentos permitidos, aunque ninguno sea el que se me antoja. Ayer por ejemplo fui al cine. Era común que cada ida al cine yo comprara mis palomitas para acompañar la película. Ayer no las compré, pero el simple olor me despertó el apetito.

Y en el rato de espera, se sentó junto a mí una señora con una charola en la que llevaba dos botes medianos de palomitas de maíz y dos refrescos. Entonces, para cuando me senté en la butaca yo sentí un hueco en el estómago que no puede llenar porque en las salas de cine no venden yogurt, ni fruta, ni ensalada.   

Cuando regrese a casa, me sentía de mal humor y triste. Fui directo a cenar. La ansiedad a todo lo que daba. Me preparé mi yogurt con fruta y no fue suficiente. ¡Tenía ganas de comer un pan! No lo comí. Después de  expresar con un grito mi malestar, me preparé otro yogurth. Ansiedad controlada.