Agosto 2010 |
Hay fechas que inevitablemente quedan marcadas en nuestra
memoria. Y yo para recordar fechas soy buena. Por eso no olvido que hace dos
años, inicié por convicción propia la dura batalla para acabar con el
sobrepeso.
Hace dos años, después de los estudios clínicos, el Dr.
Alonso me indicó los primeros días de dieta. Era noviembre, un jueves por la tarde y yo
pensé que iniciaría al día siguiente. Sin embargo me dijo “esta noche va a
cenar queso fundido con chorizo”. Ahora
entiendo que si no era así de inmediato, quizá no hubiera tenido buenos
resultados.
Octubre 2010 |
Hace dos años pesaba ¡89 kilos! Bastantes para una persona
de 1.56 de estatura. Claro que me veía al espejo y no me gustaba mi imagen:
cachetona, con lonjas por todos lados, con la ropa ajustada. Pero como siempre
he dicho, tenía que estar convencida yo misma para dar el primer paso.
Y lo di y me siento tan contenta. La meta inicial hace dos
años fueron 20 kilos. Al cabo de cuatro meses lo logré y vinieron 10 más.
Llegue a los 58 kilos para el día de mi cumpleaños 44. “Estaba contentísima con
30 kilos menos sobre mi”.
Pero después de terminar el tratamiento me sentí libre y
regresé a los malos hábitos alimenticios. El resultado: aumento de 15 kilos en
10 meses. Ahora entiendo que la forma en que me alimento hoy en día será como
deba hacerlo de por vida.
Junio 2011 |
Y nuevamente regresé con el Dr. Alonso, en la segunda
vuelta, como él mismo dice. Ha sido un proceso más lento, un poco cansado
y un tanto desesperado. Pero no me rindo
porque conozco la satisfacción de cruzar la meta. Me han llegado ataques de ansiedad muy fuerte
y no tanto por hambre, porque nunca me quedo con hambre, sino por querer comer
lo que no puedo comer.
Estoy un poco atorada en el peso, bajo dos kilo y a la
siguiente semana subo uno y así la he llevado. Debo agradecer al Dr. Alonso que
me apoya en todo momento y me ha tenido paciencia y ha sido benévolo conmigo.
También agradezco a quienes me rodean, porque han entendido que
no me puedo salir del régimen alimenticio ni un poquito, ni un pedacito de pan
o una rebanada de pastel porque sería un retroceso. A mi padre que me echa
porras todos los días para no desfallecer en el intento y a mi madre que me
ayuda con los alimentos. También le doy las gracias a quien en las últimas semanas de alguna manera se
ha sumado a la dieta y con gusto acepta comer lo mismo que marca el menú de ese día.
Estoy a dos o tres kilos de terminar el proceso, pero ahora
a sugerencia del Dr. quiero bajar más para dejar una reserva de al menos tres
kilos.
A diferencia de hace dos años, me veo en el espejo y me
gusta la imagen que reflejo. Ya no estoy escondida entre tantos kilos, representados en lonjas y cachetes, ya puedo
usar y lucir la ropa más pegada al cuerpo. ¡Hoy me siento feliz y se nota
porque sigo en la ruta de ... La Vida Ligera!
Octubre 2012 |