Mónica Piñera
Para Silvia
Una amiga
preguntaba ¿dónde se consigue la fuerza de voluntad? Ella explicaba que por más
intentos que hacía para seguir una dieta no lo lograba. El cuestionamiento me hizo reflexionar para
tratar de darle una respuesta lo más certera posible, sobre todo en estos
momentos que yo vivo ese proceso para reducir de peso.
Puedo decirle que esa voluntad no
se encuentra en las tiendas, ni tampoco
en internet, tampoco es un virus que se esparce en el medio ambiente y que
nadie la regala. La sorpresa es que es gratis y viene integrada en cada uno de
nosotros.
Por supuesto que se requiere
fuerza de voluntad para bajar de peso,
de otra manera es imposible. Se necesita estar convencida de perder esos kilos
de más – sean pocos o muchos- para lograr la hazaña que a la distancia puede
parecer imposible.
Es necesaria la fuerza de voluntad
para disciplinarnos en nuestros hábitos alimenticios, para establecer los
horarios en que consumimos los alimentos, más aun para cocinar lo que vamos a
comer, aun cuando no seamos expertas cocineras ni nos guste hacerlo. Para comer
lo que decimos no nos gusta. Para hacer las compras y en muchas ocasiones, para destinar un poco
más de presupuesto a los alimentos.
Muy importante, se necesita voluntad
para saber decir NO y dejar pasar de largo todas las golosinas y alimentos que
nos ofrecen, pero que en ese momento no podemos comer. La insistencia para que
aceptemos el ofrecimiento es mucha, pero también las ganas de seguir adelante y
lograr el objetivo. Esa es la fuerza de voluntad.
¡Es tan fácil caer a la primera provocación!
Pero los únicos perjudicados somos los que seguimos la dieta, porque el camino
ganado puede sufrir un retroceso y entonces nos boicoteamos y desfallecemos en
el intento. Pretextos para no bajar de peso sobran, pero si analizamos esos
pretextos nos daremos cuenta que son justificaciones sin sentido, porque lo
podemos hacer, claro con la fuerza de voluntad por delante.
La misma que se necesita para tener un cumpleaños sin pastel o
una reunión sin botana y sin bebidas alcohólicas; una función de cine sin palomitas y también para comer diferente
a los demás aunque nos vean raro y a veces, hasta para rechazar una invitación
a una reunión o evento social en donde estaremos expuestas a las tentaciones
alimenticias.
A mi amiga le digo que vale la pena
hacer un análisis interno de lo que necesita nuestro cuerpo y nuestra
autoestima para sentirnos bien. Y cuando estés convencida verás que la fuerza
de voluntad llegará sola. Te sorprenderás de lo fácil que es y de la satisfacción que causa subirte a la
báscula y ver que en lugar de ir para adelante, la aguja va para atrás.
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