Con el plan de mantenimiento llegaron los días libres. Tres a la semana con sus restricciones. Ya estaba planeado que mi primer día libre permitido comería un sushi. En marzo pasado me comí un rollo, pero como fue sin permiso, no me supo igual.
Queso Philadelphia con camarón y un arroz frito. Mmm ¡ me supo a gloria!
Y seguro así me sabrán los platillos que poco a poco habré de integrar a mi alimentación. Tendré que planear mis menús por semana porque seguiré cocinando, con menos grasas, más verduras y de vez en cuando un gustito. Mi vida seguirá girando en torno a la comida, pero con otra visión.
Ese primer día libre también comí postre. Una rebanada de gelatina de yogurth con salsa de fresa, regalo de mis compañeros de trabajo y otra rebanada de gelatina de rompope. ¡Todo delicioso!
Los retos siguen. Me siento lista para abrir los brazos para recibir todo lo que venga y a quienes lleguen.
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