Yo sabía que el momento iba a llegar, y aunque estaba muy cerca, había días en que me sentía lejos. Y como que no estaba preparada.
Esta mañana me subí a la báscula, como todos los jueves de los últimos siete meses. Mi nublada vista de cerca me impedía ver con claridad los númeos. Pero si me dí cuenta que el doctor recorría el marcador hasta que se detuvo en el 58.
58 kilos de mi peso actual representan la perdida de 30 kilos ¡30 kilos! Mi meta al inicio de este reto en el que he puesto todo mi empeño y también fuerza de voluntad. Porque así deben ser los retos, empezarlos y terminarlos con la meta alcanzada.
Sentí un escalofrío al comprobar los 58 kilos; ganas de compartirlo y escribirlo de inmediato en mi blog ¡Llegué a la meta!
Pero era hora de ir al trabajo. Me subí al carro y empecé a llorar; estaba incrédula, estaba emocionada como lo estoy en este momento. Como me sentí cuando lo platique con mis compañeras de La Banda de Cámara, a la hora de la comida. Todas me felicitaron porque junto con mis padres han seguido casi día a día este proceso.
Continuo con la dieta de lácteos y frutas, la hipocalórica y la próxima semana comenzaré el mantenimiento, la palabra mágica. El proceso aun no termina, pero esta muy avanzado.
Sin duda, la comprobación de los 58 kilos esta mañana es el mejor regalo de cumpleaños que me he dado en mucho tiempo.
¡ Se ve, se siente, Mónica está presente!