Ahora que sigo un régimen bajo la supervisión de un doctor y que tengo que prepararme mis alimentos para poder seguir al píe de la letra las indicaciones, me doy cuenta que la acelerada vida que llevamos en las grandes ciudades nos hace comer sin fijarnos que comemos.
Por ejemplo, en la mañana cuando debo prepararme unos huevos con tocino o con chorizo y se me hace tarde para salir a la oficina, me percato que los más fácil sería tomar un pan o una galletas y acompañarlas con un café. ¿ y dónde está lo nutritivo? Y para muchos compañeros ese es su desayuno.
Para la comida debo dejar listo una noche antes lo que me llevaré. Pollo frito, carne asada, camarones, pacholas con la receta del doctor, lomo relleno y otros guisos. Y lo hago aunque esté cansada, porque va de por medio mi peso que estoy intentando reducir.
En la cena, uy, bien que recuerdo cuando lo mas sencillo era comerme unas papas fritas, un lonche, pan dulce, tacos y luego a dormir. ¡ que gran error! Ahora el menú puede ser atún con mayonesa, queso fundido con chorizo, queso con jamón, yogurth con fruta, panela y verduras.
En eso consiste un regimen alimenticio, en disminuir o eliminar los alimentos que aun cuando son deliciosos no favorecen a nuestro organismo y en aprender cuales son los que mas nos ayudan.
Llevo 18 kilos menos y me acerco al final de tratamiento - 20 kilos- aun cuando me faltarán al menos 6 mas para llegar al peso según mi estatura.
Y ahí empieza otro gran reto, mantenerme en el peso logrado sin la supervisión médica y también sin los alimentos flojera
No hay comentarios:
Publicar un comentario