Mi lucha contra el sobrepeso lleva varios años. Conocí infinidad de tratamientos que empezaba y a la vuelta de cambio los abandonaba. Porque eran complicados de seguir, porque eran muy pesados y, el último que probé, porque había que complemetar la alimentación con infinidad de suplementos que elevaban la cuenta en cada visita de seguimiento.
Esta vez triunfó mi determinación y encontré un nutriólogo que me ha sabido guiar y animar para seguir adelante. El Dr. Nicolás a quien visito dos veces por semana, lo que ayuda al paciente a no desviarse del camino.
Supe del Dr. Nicolás gracias a mi mamá, que escuchó una entrevista en un programa de radio. Andabamos de paseo por Guanajuato y platicó del tratamiento que por cincidencia, estaba siguiendo una amiga periodista. Fue ella quien me pasó los datos y la primera cita no fue inmediata. Pasaron casi dos meses.
En la primera entrevista con el nutriólogo me explicó el tratamiento, me habló de costos y me mandó a hacer exámenes médicos de todo y me aclaró que si volvía con los resultados, demostraba verdadero interés.
Me hice los estudios y la cita para llevarlos fue un jueves después de las 6 de la tarde. Ahí quedó claro que debía bajar ¡28 kilos!. Y el tratamiento inicio de inmediato en la cena, con un queso fundido con chorizo. Y dejé atrás el pan, las tortillas, las galletas, dulces y chocolates, así de repente.
Y asi sigo, firme para perder todo lo que me sobra. Esta vez no he claudicado, gracias a mi determinación, a la ayuda que he encontrado en mi mamá que me ayuda a veces a preparar lo que debo comer, a las porras de mis padre, mis amigas y compañeros de trabajo y claro al Dr. Nicolás.
Felicidades, sigue así lo más pesado ya paso
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